And just like that… los años pasan, las canas llegan, las amistades desaparecen pero el sexo sigue estando en Nueva York
Son muchos los que hemos vuelto a revisionar Sexo en Nueva York para prepararnos con la nueva entrega de esta saga que marcó un antes y un después en el mundo de la televisión.
Para aquellos jóvenes que no conocen lo que es una cana, también habrán oído hablar de ella y, probablemente, no entenderán el revuelo que se cierne en torno a Sarah Jessica Parker, que es más bien poquita cosa. Queridos jóvenes esa señora marcó tendencia y Manolo Blahnik ganó más dinero del que te da tiempo gastarte en dos vidas.
¿Qué era Sexo en Nueva York? Una columnista treintañera que hablaba de sus amores y desamores y que, lamentablemente, su vida y ella misma vivían bajo la valoración del señor de turno que pasara por sus sábanas. Triste pero cierto. Lo que queda claro en el último capítulo para aquellos que no lo supieron vislumbrar desde el principio, es que los grandes amores de Carrie eran sus tres mejores amigas porque lo otro era sexo y eso era amor del bueno.
Ahora nos enfrentamos al retorno de esta serie 23 años más tarde. Nos ha dado tiempo a cambiar de siglo y, como la serie, aquellos que la vimos en su momento hemos evolucionado casi al mismo son por lo que nos volvemos a ver reflejados en la vida de estas amigas que lloran y ríen por las calles de la Gran Manzana.
Uno de los grandes cambios que los seguidores han sufrido es la desaparición de Samantha. Seamos honestos: la evolución de ese personaje habría sido muy complicado de plasmar si su mentalidad se hubiera aferrado a no envejecer, ir de fiesta en fiesta y negarse a madurar. Los guionistas han decidido traer nuevas amigas e, incluso una de ellas, tener ese punto rebelde que tenía nuestra rubia más peligrosa. La echamos de menos pero en la vida muchas amistades desparecen o se distancian y aquí queda reflejado perfectamente.
En cuanto al resto de los personajes, se mantienen con las personalidades casi intactas pero mostrando como a partir de los 50 cambia el ritmo y deriva hacia temas que nos duele afrontar. Las canas, los dolores de huesos, los adolescentes rebeldes, la menopausia, la muerte… la vida.
Mirarse en un espejo a los 50 no es lo mismo que a los 30 y ellas lo hacen con firmeza ante la cámara y con una complicidad que ha perdurado desde su primera temporada. Las charlas en esos cafés siguen rodeadas de risas y noticias sorpresa que ha hecho que los fans de aquella época vivan con ilusión el regreso de la mujer que más partido sabe sacarse en la tierra. Los zapatos de tacón los hemos vuelto a sacar del armario y la sexualidad la han vuelto a traer a la mesa desde un nuevo enfoque.
Con la edad se adquiere sabiduría y, sin ningún género de duda, nos volvemos más exigentes. Ya no todos los señores que pasen por tu lado creemos que pueden ser el que esperábamos. Los estándares suben y las expectativas bajan; lo que antes parecía alcanzable ahora ni te lo planteas. La vida una vez más.
Los errores les han servido para aprender pero nunca se aprende del todo y, el personaje de Carrie, mantiene esa ingenuidad a ratos pese a que la vida la ha dejado sin su gran amor. Es una romántica empedernida que nunca perderá la esperanza y, como ya hiciera en su gran debut como modelo en el que se cayó en la pasarela, vuelve a levantarse por muchos golpes que le asesten. En la vida si te caes te tienes que levantar y, si eres afortunado, tus amigos estarán para ayudarte con las heridas que quedan.
Como diría nuestra querida Doña Sofía en Las Chicas de Oro: Nueva York 1998 una joven periodista… and just like that 23 años después volvieron.
Sexo en Nueva York y And Just Like That… están disponibles en HBO Max