Los “detectives” que ayudaron a atrapar al asesino en serie han hablado sobre aquel momento de sus vidas
Aunque el protagonista indiscutible de La serpiente es el depravado asesino Charles Sobhraj, en el desarrollo de su truculenta historia son vitales todos aquellos que, desinteresadamente, trabajaron para acabar con su carrera criminal. Cinco personas de orígenes diferentes y con aspiraciones muy distintas se vieron unidas por el deseo de hacer justicia, aunque tuvieran que poner en riesgo sus vidas.
Han pasado casi cincuenta años desde que el criminal de origen vietnamita y nacionalidad francesa acabase con la vida de, al menos, una docena de jóvenes viajeros y ya eran pocos los que se acordaban de él. Pero la producción de BBC que ahora podemos ver en Netflix ha recuperado esta sorprendente historia, en la que las autoridades tailandesas dejaron en manos de un diplomático convertido en detective y sus cuatro compañeros la resolución de unos crímenes que no parecían preocuparles demasiado. Algunos de estos investigadores aficionados han compartido con los medios cómo vivieron aquel momento de sus vidas que, a pesar del paso del tiempo, no han olvidado.
Herman Knippenberg
El personaje que interpreta Billy Howle, el tercer secretario de la embajada holandesa en Tailandia en los años 70, vive actualmente en Nueva Zelanda con su segunda esposa. Y desde allí ha recordado que el momento en el que decidió «que era absolutamente imperativo detener los asesinatos» fue después de visitar la morgue en la que reconoció los cuerpos de la pareja de compatriotas que llevaba dos meses desaparecida.
«Como les había dicho a mis amigos antes», añadió, «aunque no estuviera en los parámetros de mi trabajo, si pudiera marcar la diferencia lo haría. Y en ese momento sentí que podría». Y aunque a lo largo de la producción vemos cómo desafía los deseos de su jefe, Knippenberg reveló que nunca quiso mantener un cara a cara con Sobhraj porque el embajador le había pedido que se mantuviese al margen de una circunstancia como esa, «para proteger mi vida», evitar tener que dar explicaciones en el caso de que ocurriese una desgracia y «por si la situación se descontrolaba y escapase, cosa que acabó pasando».
Para escribir los guiones, la producción de BBC ha contado, entre otros, con los archivos sobre el caso que con tanto celo ha guardado Knippenberg durante décadas, algo a lo que el diplomático no había accedido anteriormente. Un cambio que justificó aludiendo a que la producción le «daría la oportunidad de extender una advertencia a los viajeros de que deben tener cuidado, porque en el paraíso puede haber una serpiente al acecho en alguna parte». A pesar de los años que han pasado, Knippenberg sigue estando marcado por el caso y al ser preguntado sobre qué le diría a Sobhraj si tuviese la oportunidad de verlo en la actualidad dijo que «le preguntaría qué le pasó a la joven cuya carta, a medio escribir, vi cuando estábamos en su antiguo apartamento. Me gustaría saber qué le pasó».
El exdiplomático también ha tenido palabras de elogio para Billy Howle y cree que «hizo un trabajo fantástico» hasta tal punto de que algunas de las escenas «que vi fueron tan reales que tuve que recordar si realmente era como lo había hecho Billy Howle o como lo había experimentado. Fue una interpretación muy real».
Angela Kane
Mucho menos satisfecha con el retrato que de ella hace la serie se mostró la exmujer de Knippenberg a la que da vida Ellie Bamber. Desde Austria, donde vive actualmente, la exsecretaria de la ONU opinó que la retratan como una «esposa obediente» cuando su marido y ella eran «un equipo de detectives formado por marido y mujer». «Es una buena historia, y es la historia real, pero no es así como la escribieron», comentó antes de señalar que «nunca fui la obediente esposa del diplomático. Tuve mis propias experiencias, y podía ser difícil, y esa parte de mí no fue captada adecuadamente».
Sobre su experiencia investigando a Sobhraj Kane, señaló que «al principio, el caso lo consumía todo y era importante, porque todos habíamos tenido la amabilidad de extraños y no nos habían matado». Y reconoció haber estado impresionada porque «nunca nos habíamos encontrado con tanta maldad antes». Algo que certificaron, como vemos en la producción, cuando visitaron el apartamento del asesino situado en un distrito «mucho más sórdido que el lugar de la serie» y encontraron «cosas que validaron todo lo que pensamos sobre Sobhraj». «Tenía las pertenencias de las personas que habían estado en el apartamento y luego aparecieron muertas», añadió.
Marie-Andreé, el personaje de Jenna Coleman en La serpiente, fue esencial para que los crímenes se llevasen a cabo, aunque Kane no cree que «fuera muy brillante. Tenía un trabajo aburrido en Canadá y vino de vacaciones, quedó hipnotizada por Sobhraj y descubrió que no había vuelta atrás». Para la alemana, «la serie muestra cómo se compromete y se convierte en una doncella dispuesta». Sobre la detención de Sobhraj, reconoce que se alegró mucho «pero creo que tiene una vida cómoda en la cárcel y parece feliz de estar allí porque ¿cómo va a sobrevivir fuera? Todo lo que sabe hacer es drogar y matar».
Nadine Gires
Para conseguir que las autoridades tailandesas por fin se tomasen en serio las reclamaciones de Knippenberg, tan importante fue la dedicación del matrimonio holandés como la vecina de Sobhraj, la francesa Nadine Gires (Mathilde Warnier), quien ha revelado que «solía dormir con un bate de béisbol debajo de mi cama. Pero tengo que admitir que cuando nos conocimos no sospeché nada y me cautivó su encanto». «Era amable y no había tantos franceses en Tailandia, así que nos sorprendió y nos alegró conocernos», añadió.
Desde el hotel Bamboo Resort de Khanom (Tailandia), donde vive actualmente, Gires reveló que a su entonces marido «no le agradaba Charles porque notó que estaban sucediendo cosas extrañas. Me dijo: ‘Tu amigo no es un buen tipo, está envenenando a esta gente’. Y cuando se enteró de lo que les estaba haciendo a esas personas tuve que actuar o no podría vivir conmigo misma». A pesar del paso de los años, Gires todavía recuerda «haber conocido brevemente a la pareja holandesa. Entré en el apartamento de Sobhraj y él estaba de pie junto a ellos tratando de convencerlos de que compraran zafiros y rubíes».
También tiene guardado en su memoria que después de reunir todas las pruebas y a la espera de la detención, Sobhraj, Marie-Andreé y Ajay (Amesh Edireweera) la sorprendieron en el vestíbulo del hotel (no en una oficina de correos) «y dijeron: ‘¡Sorpresa!’ Mi corazón dio un brinco. Me ofrecieron llevarme a casa y tuve que subirme a un ascensor muy pequeño con ellos. Estaba segura de que Charles podía oír los latidos de mi corazón».
Dominique Renelleau
Para que Nadine se convenciese de lo que estaba sucediendo en el apartamento de sus nuevos amigos fue esencial el testimonio de Dominique Renelleau (Fabien Frankel), que había llegado al edificio de apartamentos meses atrás. Actualmente vive en una ciudad costera del oeste de Francia, donde es tesorero del club de billar local. Pero su experiencia fue tan traumática que en su último contacto con los medios de comunicación les dijo que su historia había pasado hace mucho tiempo «y no tengo ganas de hablar más de Charles Sobhraj».
Sí lo han hecho sus vecinos, que han señalado que las escasas veces que se ha animado a contar su experiencia en Tailandia ha sido para decir que «había sido un momento muy aterrador para él, pensó que iba a morir y estaba eternamente agradecido a las personas que ayudaron a salvarlo y sacarlo de Tailandia». «Su esposa dice que todavía tiene pesadillas cuando piensa en lo cerca que estuvo de ser una víctima», explicaron.
En una entrevista previa al estreno de La serpiente, Renelleau relató que conoció «a Sobhraj en un café en el norte de Tailandia y al principio parecía muy agradable. Estaba con su novia y me dijeron que eran vendedores de joyas. Me invitaron a cenar y lo siguiente que supe fue que me desperté dos días después sintiéndome terrible y en Bangkok». Una vez allí, el joven viajero galo se quedó «en un apartamento que me dieron durante tres meses y vi a la gente llegar y desaparecer. Sabía que tenía que salir de allí y afortunadamente lo hice».