Auge y caída de pegarse en un ring: cómo ‘Creed III’ y ‘La velada del año’ nos han hecho creer que nos gusta el boxeo (aunque quizá no sea cierto)

Hemos escuchado hablar una y otra vez del retorno del boxeo por todo lo alto: ‘Creed III’ ha superado los 250.000 espectadores en tan solo una semana en los cines españoles, ‘La velada del año’ juntó a más de 3 millones en directo… Y, sin embargo, los combates de boxeo tradicional tienen números pírricos allá donde se emitan. Pero, ¿por qué? ¿Qué ha ocurrido para que el boxeo pasara de ser un deporte nacional a algo prácticamente prohibido por la televisión tradicional y, finalmente, un triunfo como producto de ficción a gran escala? Vamos a meternos un poco en un deporte prohibido, resucitado y ficcionado con mucho que rascar.

A golpes con la vida

Mike Leonard tenía 22 años cuando se enfrentó a Jack Cushing el 14 de junio de 1894. Frente a ellos, un extraño objeto que grabaría cada uno de sus uppercuts durante 42 segundos: el kinetoscopio. Esta fue la primera de muchas peleas grabadas en los inicios del cine mudo que sirvieron para popularizar (aún más) el boxeo entre el público. Sin embargo, su cénit, al menos en España, llegaría en los años 60 y 70: la televisión casi lo igualaba en interés al fútbol y pugilistas como Urtain, Alfredo Evangelista o José Durán hicieron que los sueños de toda una generación pasasen por calzarse los guantes y salir de una vida mediocre a tortas.

A finales de los 60, diez antes de ‘Rocky’, el propio Urtain protagonizaba un documental de su vida, ‘Urtain, el rey de la selva… o así’, dirigida por Manuel Summers, que tres años antes había hecho ‘Juguetes rotos’, otro documental pugilístico. Esta fama solo se multiplicó en los 70. Desde 1963, TVE emitía combates cada poco tiempo, el público abarrotaba los rings y películas como ‘Rocky’ y ‘Toro salvaje’ hicieron crecer el misticismo por el deporte. ¿Sabéis que estaban emitiendo en TVE durante el 23-F? ‘El asombro de Brooklyn’, una de boxeo y comedia con Danny Kaye. El boxeo formaba parte del día a día de los españoles.

Toro Salvaje Toro Salvaje

Y entonces pasó. La muerte de dos boxeadores en pleno combate (Rubio Melero y Salvador Pons) hizo saltar todas las alarmas. El final del franquismo conllevó un cambio de mentalidad social y el boxeo empezó a verse como un deporte excesivamente bruto, sin interés: TVE, de hecho, en toda una década solo emitió combates durante la época de Pilar Miró, dentro del programa ‘Estudio 2’, en una decisión que llegó al Consejo de Administración y que puso en contra a socialistas y populares: «TVE no puede eludir un espectáculo que se ofrece por todas las televisiones del mundo», comentaba Miró. Y ahí llegó el estoque definitivo.

Prohibido para siempre

En 1989, tras la salida de Pilar Miró, Luis Solana, antiguo diputado y presidente de Telefónica, decide prohibir el boxeo en TVE por un tema moral y destinado a «salvar la vida de los boxeadores», pero manteniendo los toros porque «en su conjunto puede ser más o menos bello». La discusión no fue pequeña ni tuvo pocas ramificaciones: las cadenas autonómicas empezaron a emitirlo mientras en la pública echaban conciertos de Alfredo Kraus e Ibáñez Serrador anunció que iba a montar una liga de boxeo profesional para los canales autonómicos.

Pressing Boxe Pressing Boxe

Y, cómo no, llegó Telecinco. ‘Pressing boxeo’ seguía el naming de ‘Pressing catch’ pero ofreciendo algunas de las mejores peleas a partir de las doce de la noche los domingos. El programa fue un rotundo éxito sus primeros años y, para celebrar su tercer aniversario, trajeron a Mickey Rourke y Poli Díaz a Oviedo para una pelea que pasó a la historia de la ignominia televisiva. Pero en 1994 el boxeo dejó de tener el tirón de la novedad y Telecinco dejó marchar la ola. Desde entonces ha ido saltando de cadena en cadena: lo hemos visto en Marca TV, GOL TV, DAZN o Intereconomía, hasta que la Ley del Menor acabó con cualquier posibilidad de ver boxeo en prime time.

La Ley del Menor, aprobada en 2013, prohíbe expresamente emitir boxeo entre las seis de la mañana y las diez de la noche, algo que muchos fans del deporte entendieron como una afrenta (aunque rara vez se emitiría un combate a las cinco de la tarde, vaya). Para ver los combates de élite, hay que pagar.. Aunque, por lo que se puede ver en los combates del campeonato de España de Boxeo que Marca emite en directo, no hay público para justificar su paso a los canales en abierto. Y, sin embargo, ‘Creed’ vapulea la taquilla con cada nueva entrega e Ibai Llanos arrasa con cada Velada del año. Está claro: tras treinta años de vagar por el desierto, al público le vuelve a gustar el boxeo… ¿Verdad?

Siguiendo a iconos

Pregunta a los chavales (y no tan chavales) quién es su boxeador favorito. Hay grandes posibilidades de que su respuesta no sea Oleksandr Usyk, Saúl Álvarez o Jermell Charlo, sino Mister Jagger. El público de la Velada no va a hacer el trasvaso al boxeo «normal» porque no les interesa: lo que quieren es ver un macro-crossover de sus ídolos pegándose y haciendo algo fuera de lo normal. Una especie de ‘Super Smash Bros’ de streamers en el que lo que menos importa es el deporte en sí.

Sin embargo, que se emita en Twitch sirve para poder saltarse sin problema las leyes de protección al menor y ofrecer combates en los que las estrellas del momento se junten y se calienten los morros. Pero no hay interés por seguir ni por saber más de otras personas, a no ser que los streamers decidan convertirse en profesionales. ‘La velada del año’ no triunfa por el boxeo, sino por el evento en sí mismo.

De la misma manera que ‘Creed III’ no deja de ser la novena entrega de una saga que empezó en 1977. Tras 45 años, esto ya no va de boxeo tanto como de la superación personal, seguir a unos personajes y, en este caso, ver qué escenas ha sacado Michael B. Jordan de ‘Naruto’. Lo mismo pasa con ‘Ashita no Joe’, ‘Million Dollar Baby’ o ‘Cinderella man’: el boxeo es un contexto estupendo para contar historias desgarradoras, pero el público español, ya sea por la restrictiva ley del menor, por el veto en TVE o, simplemente, por su falta de interés, no ha vuelto a responder tan masivamente como en los años 70.

¿Faltan ídolos? ¿Apoyo? ¿Debería Ibai lanzarse a comentar combates sin streamers? ¿O quizá es el momento de aceptar que el boxeo es un fabuloso tema para la cultura pop pero no interesa tanto como otros deportes? Por mucho que el éxito de obras y eventos basados en el pugilismo nos hagan creer que somos fans y lo sabemos todo sobre los combates, los ganchos de derecha, los uppercuts y los K.O, lo cierto es que, salvo un notorio (y muy vocal) grupo de fans, el boxeo sirve, hoy por hoy, para contar historias fabulosas y encuadrar eventos millonarios… en los que el boxeo, practicado en serio y por profesionales, es lo de menos.

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