XTRM presenta la adaptación de las novelas de Antonio Manzini
Esta crítica se ha escrito tras ver los tres primeros episodios de ‘Rocco’ y no contiene spoilers.
Un día resuelves casos en Roma, al día siguiente los resuelves en una comisaría de una pequeña ciudad en medio del Valle de Aosta. Un romano de pro, amante del tumulto, el bullicio y el caos propio de su ciudad, es trasladado por «cuestiones personales y disciplinarias» a una localidad donde lo más relevante hasta que aparece él es saber si se retrasa la llegada de la nieve y así determinar cuándo empieza la temporada de esquí. La serie Rocco (a la que aquí se le ha quitado el apellido del título original italiano, Rocco Schiavone) es un paradigma de un juego narrativo recurrente y muy efectivo: el pez fuera del agua. Y como contraposición añadida, eficaz y muy suculenta, el perfil del nuevo vicequestore.
Basada en las novelas de Antonio Manzini, la serie que ha estrenado XTRM se suma a la larga lista de series italianas donde el protagonista es un policía. A diferencia de Comisario Montalbano o la brillante y durísima Cacciatore, el personaje de Rocco es un jeta de marca mayor con el que te encariñas desde el primer momento; más allá del perfil, extremadamente bien definido, esa eficacia a la hora de empatizar es obra y gracia de Marco Giallini (Romanza Criminale), veteranísimo actor italiano, a la hora de interpretar al policía. Retrata a un sujeto huraño, cínico, prepotente y ciertamente seductor, cuyas ironías, comentarios y reflexiones sobre su vida y los crímenes que encara son tan acertados como divertidos.
Rocco Schiavone comienza con la llegada del policía al Valle de Aosta, ubicado en los Alpes Occidentales. Allí descubre una vida que está en las antípodas de la suya: el tiempo no pasa, la vida es sumamente apacible, las personas se conocen por su nombre y saludar por la calle es casi obligado. Del blanco al negro en un día. La comisaría pone a un equipo a su disposición donde la ineficacia, salpicada, eso sí, de inocencia y bondad a raudales, es la marca de la casa. La belleza de la ciudad y la región es el único punto a favor que encuentra Rocco; sin embargo, un secreto, que trae consigo desde Roma, le acompaña y marcará su devenir a lo largo de cada capítulo. Esa especie de ancla no le deja avanzar, pero él tampoco quiere soltar amarras. Es el equilibrio perfecto entre el hombre ácido y mordaz de la calle y solitario y nostálgico de su casa.
La serie es un procedimental, pero no al uso. Es un noir donde las emociones tienen más presencia que las persecuciones o los tiroteos. Y es que no necesita más que sus diálogos acerados, su perspicacia y una buena dosis de imaginación. Virtud esta que profesa gracias a una rutina matinal imprescindible: fumarse un porro de marihuana a primera hora y, por lo general, en la terraza de su despacho en la comisaría. Nada como alterar la conciencia. Apresado entre el pasado y el presente, y como herramienta, sus pinceladas de humor sardónico y fastidio perenne le convierten en un personaje sumamente atractivo; un tipo de malas pulgas con buen corazón que no desvela sus costuras. Eso no quita para que use calificaciones animales para sus subordinados o que defina, de una manera curiosa, los problemas que encara como dolor de… cuya escala van del seis al diez.
Originalmente, la serie está concebida con capítulos de 90 minutos. Algo así como tv movies (muy al estilo de la estimable Varg Veum o la memorable Wallander) donde el ritmo es deliberadamente pausado. Y es como en la serie que interpretó Branagh, el misterio reside más en la vida interior del protagonista que en los casos que afronta y resuelve. El proceso de transformación que vive el protagonista es el gran reclamo narrativo. Los tres primeros capítulos, Pista Negra, La costilla de Adán y Cástor y Pólux muestran, casi desde el comienzo del primero, los códigos y el universo propuestos. Resulta un policíaco inusual, sugerente y bien construido donde los personajes secundarios replican en su justa medida al protagonista, en el que los casos no son nada extravagantes sino clásicos, y por eso creíbles, y donde Marco Galliani consigue que cada capítulo nos sepa a poco y queramos más.
‘Rocco’ se emite los jueves en XTRM.