La compañía apoyó el despido de la polémica actriz y ahora ha decidido presentar su trabajo a los Emmy
En el mes de febrero, cuando todavía estábamos digiriendo el final de la segunda temporada de The Mandalorian, Lucasfilm anunció el despido de Gina Carano y aseguró que no estaría en ninguna de las futuras producciones de la compañía. La actriz que interpretó a Cara Dune llevaba semanas acaparando titulares por sus polémicas declaraciones en redes sociales, que iban desde la crítica a la victoria demócrata en las elecciones estadounidenses al uso de la mascarilla o la eficacia de la vacuna contra el coronavirus. Un verdadero dolor de cabeza para el encargado de las relaciones públicas de cualquier cadena, pero que en la entrañable y correcta Disney debía ser una auténtica pesadilla en esta época en la que los medios para expresarse se han multiplicado y las opiniones discordantes se juzgan sumarísimamente.
Sobre la decisión de Lucasfilm ya escribió aquí mi compañero Alberto Nahum aportando un punto de vista tan valioso como interesante. La sorpresa ha llegado ahora, cuando las cadenas y plataformas repasan los estrenos del último año de cara a la temporada de premios y Disney ha decidido presentar el trabajo de Carano en The Mandalorian a las nominaciones de los premios Emmy.
Desconocemos cómo ha sentado esta propuesta en Lucasfilm, que es quien optó por prescindir de sus servicios, pero resulta sorprendente (por ser suave) que determines borrar a una persona de una producción y tres meses después tenga la posibilidad de ser premiada por su trabajo. A Carano no la despidieron por sus dotes interpretativas, que tampoco eran demasiado notables, sino por sus opiniones, que se consideró que dañaban la imagen de las compañías para la que trabajaba. Disney apoyó el despido diciendo que «no son ni de izquierdas ni de derechas» y ahora, de resultar ganadora, llevaría ese galardón a los carteles que se vanaglorian de sus triunfos en la gala de turno y contarían con él a la hora de recordarnos que The Mandalorian es la serie ganadora de X premios Emmy. No te quiero a ti, pero cuento con tu premio.
Sé de sobra que mucho tendrían que alienarse las constelaciones para que Carano lograse el galardón al que Disney ha presentado su trabajo, pero parece que nadie en la compañía ha valorado lo que supondría que eso pasase. Cuando subiese al escenario y comenzase su discurso de agradecimiento, ¿iban a pasar a los anuncios? ¿Nadie ha valorado que el micrófono en el que algunos dan las gracias a su madre y otros a su representante era más poderoso que las redes sociales, aunque solo fuese por un ratito? Ante semejante oportunidad caben todas las posibilidades y puede que la actriz lo mismo se desahogase contra los que la despidieron que soltase una diatriba sobre el coronavirus, el pucherazo electoral o lo que sea que le preocupe en ese momento.
Como no creo que se les haya olvidado que las opiniones reprochables de Carano le valieron un despido y ser borrada de los universos de Lucasfilm para siempre, solo se me ocurre pensar que, en esta ocasión, la avaricia por un galardón ha podido más que la cultura de la cancelación. Y si de alguien no me esperaba que dijese «pelillos a la mar» por una estatuilla es de la ultraimpecable Disney, que se toma la molestia de censurar sus propias películas o cambia su calificación de edad recomendada por miedo a enfrentarse a unos padres demasiado sensibles.
Ahora que la compañía del ratón se ha quitado la máscara, e incluso surge la duda sobre si ellos hubiesen despedido a Carano, hay una parte de mí, la más maliciosa, que desea con todas sus fuerzas que la nominen. Porque no ganará, pero el papelón del resto del elenco en la alfombra roja, de los presentadores en las entrevistas previas y de los organizadores a la hora de colocar a los nominados en el patio de butacas sí que iba a ser digno de premio.