El actor, de nacionalidad española y alemana, recapitula su paso por Marvel y defiende al villano bailarín del momento
Con Zemo, Falcon y el Soldado de Invierno cruza una línea roja. La alianza entre el genio maligno y la dupla de Vengadores marcó el ecuador de la temporada —que acabará en Disney+ el 23 de abril, con el sexto episodio— y el triunfo del gris sobre las divisiones claras a la hora de catalogar a los personajes de Marvel en buenos y malos. Todo el porte y la villanía del barón los pone Daniel Brühl, el actor de nacionalidad española y alemana que está encantado de que los héroes impolutos de la editorial se contaminen de su perfidia. «Todos han sufrido traumas muy importantes en sus vidas e intentan encontrar su lugar en este mundo post-blip«, asegura refiriéndose al chasquido que lo cambió todo por su nombre en inglés. «Esto crea una atmósfera muy especial entre los tres».
Brühl, nacido en Barcelona, se repartió la infancia entre Colonia y los veranos pasados por agua de Pratdip (Tarragona). Desde que diera el salto a la palestra internacional sin salir del cine alemán con Good Bye, Lenin!, ha cotizado cada vez más a ambas orillas del Atlántico. En Falcon y el Soldado de Invierno, el actor regresa al papel del militar sokoviano resentido que conocimos en la película Capitán América: Civil War, de 2016. Brühl ya conectó con el papel entonces: «Siempre he sentido cierta empatía con Zemo. Cuando me encontré con Kevin Feige en su momento, antes de empezar Capitán América: Civil War, me quedé muy sorprendido con lo que él quería hacer con el personaje: reinterpretarlo. No tenía nada que ver con el Zemo nazi de los cómics. Me pareció muy valiente e inteligente alejarse de los cómics en ese momento, y muy apropiado para esa película, pero mi tiempo y espacio eran muy limitados. Era un personaje importante, pero no daba para más».
Poder recuperar al barón en el formato más dilatado que escribe Malcolm Spellman y dirige Kari Skogland es, como asegura Brühl en un muy solvente castellano, un «lujazo». Porque Helmut Zemo, antes que Zemo, fue Helmut: tenía un padre, una esposa y un hijo que resultaron muertos en la batalla entre los Vengadores y Ultrón, daños colaterales que el equipo insigne de la editorial olvidó sin dificultad. «Que todo haya nacido desde un lado humano, desde el sufrimiento y la pérdida de la familia, siempre fue algo muy comprensible y entrañable, aunque no me parezcan muy bien los métodos radicales que utiliza. Es un personaje ambiguo, no un villano cliché y simplón», defiende Brühl a su criatura.
Sin embargo, el trauma del antagonista apenas cabía en dos horas y media de metraje acaparadas por las grandes estrellas del estudio. Brühl, en una honrosa segunda fila, esperaba su momento. La ocasión perfecta para abalanzarse sobre los aspectos del personaje que no tuvo tiempo de llevarse a la boca, como su icónico pasamontañas o su condición de noble, que en la serie le ha inspirado para una interpretación arrogante y socarrona. «Todo el sentido del humor no estaba en Capitán América: Civil War y no hubiese sido apropiado», puntualiza, «pero en este caso me parecía muy bien que, en una serie que toca temas muy serios, surjan momentos un poco más ligeros». Su colisión con Bucky y Sam, los hombres tras las máscaras del Soldado y de Falcon, es absoluta, pero dará también pie a «alguna conversación interesante». El trío, según Brühl, «da la posibilidad de entender que al final no hay solo una verdad, la verdad de los superhéroes, y Zemo tiene mucha razón si dice que los superhéroes no deberían existir».
El actor no está solo. El termómetro de las redes indica que el fandom está más comprometido con el malo conocido que con el recién estrenado Capitán América, especialmente después del celebrado baile de Zemo. ¿Qué le parece a Bühl caer mejor, siendo el villano, que un supuesto héroe? «Pues me parece genial», bromea. «Yo estoy contentísimo con las reacciones hasta ahora. Sí que notas cierta presión con productos de este tamaño, con los millones y millones de fans de los que vive el universo Marvel. Notas ciertos nervios cuando se estrena la serie y te preguntas si los fans van a aceptar lo que has hecho con este personaje, ya que hemos cambiado un poco el chip«. Habiendo presentado en sociedad a un Zemo bastante diferente hace tan solo cinco años, el riesgo de defraudar estaba ahí: «Para mí ha sido muy refrescante hacer algo nuevo, pero no sabía si iba a gustar».
Incluso después de haber cuajado en Hollywood —hizo Malditos bastardos con Tarantino en 2009; Rush con Ron Howard en 2013—, Brühl prometió no soltar nunca del todo la mano del cine europeo y, en concreto, del español. «Me encantaría trabajar otra vez en España, eso lo tengo clarísimo», confiesa. «En su momento había algún proyecto, pero no pudo ser». Si volviera, podría hacer una película o una serie, porque en España las hay «buenísimas» y que «funcionan increíblemente bien en todo el mundo». Por ahora, en el horizonte del profesional, germano de crianza pero ibérico en espíritu, están las ganas de estrenar —»Dios sabe cuándo»— en el país de sus estíos de niñez su primera película como director. Según la describe, «también tiene referencias al mundo de los superhéroes, de una manera no demasiado seria y un poco irónica, como un guiño». Divertido, Brühl se cuida de no ofender a quienes lo han convertido en el villano bailarín del momento: «Espero que si algún día lo ven los de Marvel, lo entenderán y se lo pasarán bien».
‘Falcon y el Soldado de Invierno’ se emite los viernes en Disney+.