Charlamos con cuatro jóvenes talentos que firman guiones de series
Protagonizan los exitazos más destacados del año, aparecen en los posters que empapelan marquesinas en todo el mundo e, incluso, se hacen con los galardones más codiciados de la temporada. Los jóvenes se han adueñado del mundo televisivo, excepto del relato. Los jóvenes son contados, pero a menudo no se cuentan. La exclusión joven de las decisiones creativas es una realidad que en el caso de la ficción española se ha convertido casi en una norma. Es cierto que es difícil pensar que los adolescentes de quince años puedan dedicarse a la escritura audiovisual, pero la presencia de profesionales de 20 a 30 años es marginal y las veces que pueden tener responsabilidades son escasas. Por eso nos hemos preguntado: ¿Está la situación cambiando? ¿Qué es de los guionistas jóvenes en nuestro país? ¿Trabajan, escriben y crean en las mismas condiciones? ¿Pueden acceder de manera natural a la profesión?
Estudiar un máster como única vía
En una ocupación en la que es difícil meter el hocico, la vía que más clara ven los aspirantes a guionistas es estudiar alguno de los posgrados de guion que ofertan instituciones como la Escuela de Cinematografía y Audiovisuales de Madrid, la Universidad de Salamanca o la ESCAC. «Me parecía surrealista hacer contactos en un máster, pero sí buscaba conocer a gente de la industria para entender la industria como es y no llegar sin tener ni idea«. Con este pensamiento, Julia Horrillo se metió en el máster de guion de series de la ECAM para seguir su sueño de ser escritora de largometrajes después que se enamorara de la profesión tras ver Cómo entrenar a tu dragón con 12 años.
Bastantes jóvenes acaban desencantados con este tipo de másteres al encontrarse clases basadas en manuales que convierten en dogma ciertas técnicas teorizadas cuando la escritura se trata de un proceso que no se puede tratar como una fórmula y aunque Julia considera que esto puede ser cierto, en su caso encuentra algunos matices. «La parte práctica de poder desarrollar una serie, creo que aprenderlo por tu cuenta es muy complicado. En cambio, en un máster que puedas tener la oportunidad hacer eso tutorizado por gente de la industria, es muy útil». Cree que esta práctica te puede cualificar más de cara a una oportunidad de entrada a una sala de guion mucho más que el título más prestigioso que obtengas.
A sus 24 años, ella tenía claro que para entrar tenía que estudiar y ya ha tenido la oportunidad de presentar su proyecto delante de algunos de los productores más destacados de la industria: Inerme, una miniserie en clave de thriller sobre la desaparición de un niño en una decadente localidad turística de la costa gaditana. Un proyecto que Julia ha cocreado junto a Samuel Cuenca y Zoraida Duarte, sus compañeros de clase. «Yo me metí en mi máster para conocer gente de mi edad. Tus compañeros son los que van a tener trabajo dentro de diez años. Puedes crear una red de apoyo que al final creo que es de dónde mejor salen las cosas, cuando se hacen con cariño». Ahora, busca que lo surgido de esta sinergia entre jóvenes escritores de frutos, entre otros proyectos.
Y… ¿después del máster?
«Está siendo complicado entrar en el mundillo, pero tengo mucha suerte», dice con ilusión mientras nos cuenta cómo su proyecto de final de grado, un largo de animación llamado Awa en el desierto ha sido recientemente seleccionado en el Cinespañalab, el laboratorio del festival de cine español de Toulouse. A pesar de ello, es su primer proyecto y le toca trabajar duro para sacarlo adelante. La visión común para muchos de estos jóvenes es que las puertas a la industria están cerradas de par en par y acaban intentando convencer como sea a productores e inversores de entrar en sus proyectos, llegando a veces a ejercer la autofinanciación. El caso de Julia es un poco distinto, su universidad decidió seleccionar su guion para llevarlo a un concurso de pitch en Barcelona y, allí, una productora se interesó tanto que decidió unirse para levantarlo juntos. «Entrar es muy difícil. Necesitas gente que confíe en ti, que se fíe de ti y que te recomiende«.
Para los novatos, Julia cree que desarrollar fan fictions es una forma maravillosa de empezar en esto de la escritura, ya que tan solo tienes que tomar unos personajes ya ideados y dedicarte a expandir su universo. Una afición que comparte con Paula Sánchez, guionista de 24 años cuya primera serie como creadora está en camino: Yrreal, un thriller ecléctico de humor negro protagonizado por Angy Fernández (Física o Química) y Veki Velilla (Amar es para siempre) que debutará en la plataforma joven de RTVE, Playz. De adolescente, Paula tan solo sabía que quería escribir, pero su vocación como guionista llegaría de manera totalmente arbitraria durante sus estudios en Comunicación Audiovisual. «Descubrí que me encantaba escribir guiones y que era chulo, mágico y, a menudo, mucho más directo que la literatura, ya que escribes todo en presente, escribes lo que se ve«.
En el pasado Conecta Fiction 2020, Yrreal obtuvo el premio de desarrollo de Playz, cuyo objetivo manifiesto es «incentivar y proteger el talento emergente y facilitar a los jóvenes creadores la oportunidad de producir sus ficciones». Ahora, la serie está a punto está a punto de ser estrenada en RTVE Play el 17 de noviembre y ha entrado a formar parte de la plantilla fija de la productora Mediacrest. «Te das cuenta que la página en blanco no es el monstruo que te crees y que no pasa nada por cagarla. Puedes equivocarte: la gente no espera que hagas todo bien todo el tiempo«. Sus últimos trabajos le han permitido madurar en aspectos que no se pueden estudiar en una universidad. «Me puedo considerar una privilegiada. Pero quiero tranquilizar a los demás con que no es que yo tenga algo super especial. He tenido suerte porque he estado en los sitios indicados en los momentos indicados».
Pero tener un trabajo fijo es una realidad muy elusiva en el mundo del guionista, quienes acostumbran a trabajar por proyectos y, en muchas ocasiones, teniendo que facturar ellos mismos como autónomos. En el mejor de los escenarios puedes vivir contratado durante lo que dure un proyecto. Es el caso de Beatriz Arias (30 años), tras su paso por la sala de guion de Skam España, trabajando desde el minuto uno junto con Estíbaliz Burgaleta y Jon de la Cuesta durante las 4 temporadas. Tras finalizar la serie, salió con mucha confianza sobre sí misma y determinada a trabajar en este sector: «Yo aprendí mucho en un equipo de guion. Se ha perdido un poco esa escuela en que entrabas en una serie como Aída con equipos de guion muy grandes y te quedabas a lo mejor 2 o 3 años y aprendías una barbaridad. Era otro máster, aprendías trabajando con gente muy talentosa. Ahora, con los equipos tan pequeñitos, muchos son de dos o tres personas, es más difícil tener la oportunidad ahora si eres novato. A no ser que tengas la suerte de caer en una diaria, que tienen unos equipos enormes, es más difícil entrar en un equipo con guionistas profesionales y aprender de ellos».
Las series diarias como catalizador del talento joven
Precisamente nuestro último entrevistado no solo empezó en una serie diaria, sino que es un apasionado de las mismas. Guillermo Escobedo (24 años) es el único que no ha pasado por un máster antes de llegar a su presente estadio profesional, pero sí que se diplomó en una escuela de cine. «Creo que inevitablemente es la forma de entrar«. En el momento en el que se realizó esta entrevista, Guillermo se encontraba en el equipo de desarrollo de contenidos de Federation Spain, esqueje de la productora francesa responsable de series del calibre de Oficina de Infiltrados que se puso en marcha a finales 2019. Allí seleccionaba proyectos, acompañaba a los creadores en la fase inicial de los mismos y conseguía involucrar a plataformas en el plan.
Ahora Guillermo ha regresado a la casa en la que comenzó a hacer sus pinitos en la industria, Diagonal TV. Su relación con la productora de #Luimelia comenzó durante las dos temporadas que duró Mercado central, producción en la que ejerció como escritor en el set durante la segunda. Allí se enamoró del formato: «Como guionista de plató puedes parecer el último mono, pero no es así. Me curtí muchísimo. Es una forma muy rápida de empezar a escaletar y dialogar«. Desde entonces, Guillermo no ha llevado tareas que entren dentro de lo que el imaginario colectivo recoge bajo la idea de «escritor», pero su labor es parte imprescindible de la labor de escritura. Primero en la tutela de proyectos ajenos y ahora con su labor como documentalista para una nueva serie de prime time que prepara la compañía, su rol es subterráneo pero colabora a concretar en lo que se convierte una idea vagante en la mente de un creador. El proceso de creación y escritura va mucho más allá de un autor.
De alguna forma, su trabajo en una serie diaria ha perfilado también su sensibilidad como profesional: «La gente tiende mucho a jerarquizar los contenidos en función de lo que consideran por calidad. Así lo que haces es jerarquizar también a su público. Las diarias no solo dan de comer a mucha gente, sino que realmente hay mucha gente que las ve.» Cree que este tipo de producciones, a nivel industrial, tienen un papel relevante como motores de absorción de talento joven. Un formato que ha visto últimamente como ha sido dado de lado por las generalistas en detrimento de propuestas como las telenovelas turcas. «En Mercado central entramos cuatro becarios, en guion fuimos dos y los dos nos quedamos después trabajando. Estuvimos hasta el final de la serie, y si esta hubiese durado cinco o diez años, nos hubiese dado una carrera profesional de la ostia, y una estabilidad laboral muy complicada de conseguir que solo te da una diaria«.
La sensibilidad de la industria a las nuevas voces
¿Y está la industria española abierta al talento? Beatriz cree que las políticas de inclusión han provocado cambios en la industria que, aunque algunas empresas no las apliquen de forma bienintencionada, desde luego tienen efectos positivos sobre el mismo: «Me da la impresión de que ahora sí miran alrededor del equipo de guionistas y se fijan si no hay chicas o jóvenes. Lo ideal sería que directamente el equipo fuera tan heterogéneo que no fuera necesario llamar a alguien por ser mujer o ser joven, pero creo que es un paso. Quizás antes no se paraban a mirar alrededor.» Paula también es optimista: «Vivimos en un momento muy bueno. Soy optimista: hay hueco, voces jóvenes a los que se les ha dado una oportunidad, hay espacios que antes no existían«.
Ellos ya están en la rueda, solo queda que se den más oportunidades para que ellos y otros jóvenes puedan brillar más temprano y de forma más intensa. Cree que las plataformas van a tender a reducir la brecha generacional entre narradores y espectadores, y los jóvenes tienen un papel claro en ese empeño: «Los que nos hemos criado con las plataformas somos nosotros, no los guionistas de hace 20 años. Para encontrar un punto de vista singular necesitas a alguien que llegue fresco y virgen, alguien que no esté corrupto por una visión antigua de la televisión». Pero, para cuando la industria sea capaz de dar respuesta a una sensibilidad creativa joven, ¿será tarde para unos espectadores adolescentes que ahora se encuentran en Youtube, Twitch o Tik Tok? Julia cree que hay cosas inmutables: «La gente que ahora utiliza Tik Tok cuando tenga 23 va a necesitar algo más sustancial que consumir. Una de las labores a las que se ha dedicado el ser humano desde los albores de la humanidad ha sido a narrar. Si Tik Tok es el que se carga eso, joder«.