En los 2000 la gamberrada definitiva de Garfield fue bajarle el calentón a los jóvenes que querían disfrutar de su «túnel de su amor»

Antes de tener elaboradas montañas rusas, espectaculares efectos prácticos o pantallas acompañándonos en las atracciones de los parques temáticos, estas eran mucho más sencillas. Algunas, además, como la «Old Mill» de Kennywood en Pittsburgh, son muy antiguas. Nacida en los 1900s y formando parte de lo que se conocía como un parque de pícnic, era una tranquila atracción acuática en botes que navegan un canal dentro un túnel decorado.

Esas atracciónes tenían otro nombre: «el túnel del amor». Algunos parques y ferias americanas los nombraron explícitamente así en sus carteles, y a otros, como el túnel de Kennywood, se les fue asignado popularmente. El por qué del nombre se entendía solo. La atracción es un paseo tranquilo en botes pequeños, en un túnel muy oscuro y con efectos sonoros que tapan fácilmente los sonidos del interior.

Para las mentes hormonadas de muchos adolescentes (y no tan adolescentes), esto era el estimulante perfecto. La popularización de los túneles del amor por todo el mundo no tenía vuelta atrás, incluso cuando la atracción no tenía una connotación para nada romántica o sexual. En Kennywood llegó a haber tantos casos de gente liándose en el trayecto que se le dio un bate de plástico a los empleados y permiso para golpear a cualquier culo descubierto que vieran emerger del túnel.

Buscando el cambio

Garfield

El «viejo molino» como sitio de citas y como atracción de un parque eran casi dos entidades completamente diferentes. A lo largo de los años pasó por constantes renovaciones y decorados en un intento de apelar a nuevos públicos. Se dice que la original tenía ambientación de terror, mientras que a partir de los 70 se utilizaron decorados de western. Para los 2000 esta vieja atracción se sentía obsoleta, y su decoración histórica palidecía en una época en la que predominaban las mascotas en los parques. Entra en escena Jim Davis y su más popular creación: Garfield.

Con intención de hacer crecer su popularidad con los niños y las familias, ‘Garfield’s Nightmare’ fue la remodelación que recibió por todo lo alto este viejo túnel. Los decorados dejaron de ser escenas de western genéricas y se conviertieron en vibrantes decorados de neón con animatrónicos que ilustraban las extrañas pesadillas del gato naranja, como un amenazante perro policía con grandes colmillos o una salchicha gigante amordazada en una camilla.

Algunas de estas imágenes eran extrañas, y cómo algunos padres no tardaron en hacer saber a los empleados, muy agresivas para los niños. Solo los fuertes colores neón verdes y naranjas ya eran suficiente para resultar chocantes y causar mareos para algunos, pero unidas a las escenas del túnel… la experiencia general no era muy satisfactoria. Había fracasado en su intento de atraer a familias, y el número de visitantes fue descendiendo considerablemente.

Tendrían que pasar muchos años de quejas para que en 2020, junto con problemas de licencias, acabasen desmantelándola. Eso completan veinte años de ‘Garfield’s Nightmare’. Veinte años que dejaron a generaciones completas de adolescentes sin su túnel del amor. O… ¿quizás no? Para un video reportaje de la atracción, el canal Defunctland pidió a los locales que les confirmasen si conocían a alguien o ellos mismos se habían liado con alguien o tenido sexo en los años en los que duró lo de Garfield.

garfield

El canal recibió más de cincuenta mails confirmando sus sospechas. Para muchos, la temática de Garfield no solo no era un problema, sino que añadía a la excitación, con algunos mails de usuarios que alegaban ser fans del gato y haber visitado desde otro estado específicamente para montarse. Los mails que recibió incluyen historias tanto de testigos como de protagonistas de historias tórridas de lios, toqueteos e incluso más, con declaraciones incluso de dos bebés que fueron concebidos en la atracción. Cada uno con sus kinks.

Tras su desmantelamiento en 2020, la fantasía de Garfield se acaba para muchos. Los que sí se toman en serio la atracción llevaban años preocupados de que el valor histórico se había perdido, y nació una nueva iniciativa para recuperar la estética western original, manteniendo, eso sí, los neones y varias figuras pintorescas heredadas de la versión anterior. Para el resto de pasajeros la decoración probablemente es irrelevante, ya que el amor no conoce fronteras.

Imágenes: TomWasHere

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