La prueba de la relevancia cultural de ‘La momia’, la película de Stephen Sommers que el año que viene cumplirá 25 años, es la existencia de unas ganas reales de gran parte del público por volver a ver a Rick O’Connell con la cara de Brendan Fraser viviendo aventuras pero sin necesidad de rejuvenecerle o de que vaya al gimnasio. Un madurito recuperando tesoros. Si ahora mismo este guion no está encima de un par de despachos me sorprendería. Aunque puede que al actor, después de sus experiencias a finales de los 90, no le apetezca tanto…
Asfixia momil
En una historia oral de Entertainment Weekly de hace unos años, Fraser habló de una escena al principio en la que su personaje acababa ahorcado en prisión, pero no muerto. Del dicho al hecho, claro, hay un trecho.
Me ahogué del todo. Dio miedo. Rick está balanceándose al final de la cuerda y es un tío tan duro que su cuello no se rompe. Hicimos el plano general con el doble de acción, que tenía un arnés puesto, y lucía genial. Luego tuve que hacerlo yo para un primer plano. Había una horca y una cuerda de cáñamo atada y alrededor de mi cuello. En la primera toma, hice mi mejor actuación de ahogamiento. Steve dijo, «¿Podemos hacer otra y subir la tensión en la cuerda?». Yo dije, «De acuerdo, una toma más». Pero una cuerda alrededor de tu cuello te va a ahogar las arterias hagas lo que hagas. Así que el doble de acción subió la tensión en la cuerda, yo me puse de puntillas, después supongo que subió la tensión de nuevo, y no soy una bailarina, no puedo estar tan de puntillas.
Recuerdo la cámara empezando a dar vueltas, y luego fue como un iris negro al final de una película muda. Fue como bajar el volumen en tu minicadena, como la Estrella de la Muerte perdiendo poder. Volví a recuperar la consciencia y uno de los médicos estaba diciendo mi nombre. Había gravilla en mi oreja y joder, de verdad que dolía. El doble de acción vino y dijo, «¡Hola! ¡Bienvenido al club, tío! ¡Ja, ja, ja!» y yo en plan «Ja ja, ¿divertido? ¿Ja, ja?», en plan, ¿qué cojones? ¡Quiero irme a casa! Steven -él y yo diferimos- creo que intentaba ir en plan «¡Oh, este loco Brendan liándola otra vez!» o algo así. Yo estaba como «Oye, pensad lo que queráis pero yo ya tengo suficiente».
El director, por otro lado, opina otra cosa: «Podemos culpar a Brendan, tensó la cuerda y cuando estábamos a punto de rodar hacía ver que le estrangulaba, Supongo que se cortó la carótida o algo así, y le dejó inconsciente. Se lo hizo él mismo». Brendan termina la discusión con un «Estaba haciendo mi trabajo y haciendo ver que era un hombre colgado por el cuello a punto de morir. Tengo que decir que lo que ves en la película fue la toma que hicieron, tuvieron que cortar porque momentos después ya estaba fuera«. No hace falta ni decirlo, pero ambos siguen siendo amigos. Seguimos cruzando los dedos para una cuarta parte old-school de ‘La momia’. Por soñar, que no quede.