Las estrellas de la serie de Disney+ comentan por qué la renovada atención del MCU a los temas sociales no debería sorprendernos
Queda muy claro en el primer episodio de la serie: la balanza de Falcon y el Soldado de Invierno se vence más del lado de las disputas familiares, las penurias financieras, el desarraigo y los traumas bélicos que de las set pieces de acción alucinante. Y eso no significa que no las haya, pero la serie de Marvel, que estrena hoy en Disney+ su quinto y penúltimo episodio, no vive solo de los superguantazos, ni mucho menos. Las experiencias y las emociones de los personajes de la editorial, perjura Kevin Feige, jefazo de Marvel Studios, han sido y serán siempre «el anclaje más importante de cualquier historia que contemos, de lejos».
Después del tratado sobre el duelo que pergeñaron los nueve episodios de Bruja Escarlata y Visión, les tocaba el turno a Sam Wilson y Bucky, que, siendo justos, figuraban como poco más que dos Madelman en las películas en las que habían hecho aparición. Ahora, sin embargo, estamos conociendo a dos hombres rotos, tan afectados por el infame chasquido de Thanos como por la postergada jubilación de su mentor, Steve Rogers, y que solo encuentran puntos de contacto en esas pérdidas. «Todo el tema del trastorno de estrés postraumático [TEPT] y la experiencia que ambos comparten como soldados es una de las cosas que los une», asegura Sebastian Stan, lóbrega mitad del dúo protagonista e intérprete del Soldado de Invierno. «Y como todo el mundo sabe, el TEPT no es algo con lo que simplemente terminas. Es algo con lo que uno tiene que crecer, mejorar en la forma de gestionarlo. Y eso es, obviamente, una parte importante de nuestra serie y cimienta a estos dos personajes de manera muy realista».
Además de la tragedia de los excombatientes, Falcon y el Soldado de Invierno ha hecho también pinitos en lo que va de temporada comentando la desprotección de las capas sociales humildes tras las grandes crisis, los flujos migratorios globales y la alarma social que arde en los Estados Unidos por los casos de violencia policial contra la población negra. Para todo eso ha habido hueco en algo menos de cuatro horas —donde también han cabido, claro, la acción y la fantasía—. ¿Es cosa de la Fase 4 del Universo Cinematográfico de Marvel, más comprometida que las anteriores, o todo esto estaba ya ahí? «Creo que se nota más porque tenemos más tiempo [para tratarlo] con las series de Disney+», augura Feige, «pero es algo que siempre hemos intentado hacer» y señala que Iron Man 3, por ejemplo, «iba sobre el TEPT de Tony Stark por Los Vengadores«, la película de 2012 que imprimía una asfixiante huella en la confianza del magnate.
Desde aquel filme, los justicieros no han estado de parranda, que se diga: Loki, los Chitauri, Ultrón y Thanos han mantenido en suspenso las sesiones de terapia que algunos claramente necesitaban. «Lo genial de los personajes de Marvel son sus defectos, por muy loco, extraordinario y sobrenatural que se pueda poner el MCU», ahonda el presidente del estudio. «Estos personajes han pasado por muchos traumas a lo largo de los años. Puedes olvidarlo fácilmente, barrerlo debajo de la alfombra porque hay portales chispeantes abriéndose, gente coreando o está Iron Man dándole un puñetazo a un lagarto volador. Pero si lo piensas, y nosotros lo hacemos, si fuéramos estos personajes y hubiéramos pasado por eso, las partes más horribles nos repercutirían durante años».
Un villano con ideales
Esta nueva etapa de la Marvel audiovisual tampoco pierde la oportunidad de replantearse los cimientos morales de sus propios héroes, aunque sea a través de la mente retorcida de uno de los villanos más emblemáticos de los cómics, que ya hizo una primera aparición en Capitán América: el Soldado de Invierno y regresa en Falcon y el Soldado de Invierno: el barón Zemo. «Marvel ha alcanzado una nueva madurez en esta Fase 4. Y es importante que lo haga», declara Daniel Brühl, el español-alemán que encarna al villano, un aristócrata de la Europa del Este que detesta y desconfía de cualquier superhumano, bueno o malo.
«Kevin Feige, los creadores y los actores saben que tienen una influencia enorme, sobre todo en los jóvenes, y también sienten una responsabilidad. A mí me inspiró reaparecer en esta serie porque noté, leyendo los guiones, que trataba temas sociales y políticos que son importantísimos». Su personaje, Zemo, viene a poner en cuestión la legitimidad de lo que él entiende como paladines aforados que imponen su verdad en el mundo a mamporrazos; no obstante, el mismo Brühl nos recuerda que esta conciencia no es nueva, sino heredada de unos tebeos que la traían de fábrica: «Desde el principio, si piensas en el Capitán América luchando contra los nazis, Marvel siempre ha tenido esas referencias al mundo real».
‘Falcon y el Soldado de Invierno’ se emite los viernes en Disney+.