Prueban cuán fácil es implantar recuerdos falsos en la memoria (y luego borrarlos)

Entretenimiento 6 Abr

Nuestra memoria está lejos de ser un registro perfecto de lo que sucedió en nuestra vida. Pero lo que es aún más llamativo, es la facilidad con la que se le pueden implantar recuerdos falsos, según reveló un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences. Sin embargo, por primera vez, se aportan evidencias de que es posible revertir estos recuerdos falsos.

Sabíamos que nuestra memoria era falible. De hecho, es muy común que las personas tengan recuerdos falsos, lo cual resulta un problema, por ejemplo, para investigaciones forenses. Pero lo que acaba de probar un grupo de científicos es que no sólo resulta fácil implantar recuerdos falsos, sino que también es posible “borrarlos” casi con la misma facilidad.

“El presente estudio no solo replica y amplía demostraciones previas de recuerdos falsos, sino que, de manera crucial, documenta su reversibilidad después del hecho: empleando dos estrategias ecológicamente válidas, mostramos que los recuerdos autobiográficos ricos pero falsos pueden deshacerse en su mayoría. Es importante destacar que la reversión fue específica para los recuerdos falsos (es decir, no ocurrió para los recuerdos verdaderos), detallan en el estudio. 

El estudio consistió en implantar recuerdos falsos en 52 personas mediante el uso de distintas técnicas en entrevistas. En primer lugar, hicieron que los padres de los participantes presentaran algunos recuerdos reales de la infancia y dos que fuesen verosímiles pero falsos. Las personas puestas a prueba se reunieron con un entrevistador tres veces, y en la última, la mayoría de los participantes creía que estas anécdotas eran ciertas.

La segunda parte del estudio se dedicó a demostrar “que los recuerdos falsos pueden reducirse sustancialmente mediante técnicas fáciles de implementar sin causar daños colaterales a los recuerdos verdaderos“. Es así que se aplicaron dos técnicas: una la de la “sensibilización de la fuente”, que consiste en preguntarle al entrevistado de dónde toma ese recuerdo, o quién se lo contó; la otra, la de la “sensibilización del recuerdo falso”, que consiste en explicarle al entrevistado que a veces al ser presionados para recordar algo, eso puede provocar recuerdos falsos. Estas dos técnicas funcionaron mucho mejor de lo que se esperaba y la mayoría de los participantes terminó convenciéndose de la falsedad de los recuerdos implantados. Sin embargo, los recuerdos no desparecieron por completo en todos los participantes: entre el 15% y el 25% todavía creían que sus recuerdos falsos eran reales. 

Rose Bouzon

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