Amazon estrena esta producción que, aunque no sea lo que buscas, te va a atrapar
Esta crítica se ha escrito después de ver seis episodios de ‘La Templanza’ y no contiene spoilers.
La templanza empieza con un cliffhanger, la voz en off del protagonista masculino revela que le quedaban “dos décadas para conocer a la mujer que me cambió la vida”. Pero ya lo decía Gardel, 20 años no es nada, así que te dejas llevar no solo por las ganas de ver una serie sino por la certeza de que, de alguna forma, la historia tendrá un final feliz. Yo, después de ver seis episodios, aún no sé si lo tiene pero sí sé que en la producción que hoy estrena Amazon Prime Video he encontrado una historia mucho más interesante de lo que esperaba, con una factura notable y que no se conforma con ser una serie romántica, una denominación que puede jugar en su contra y que se queda corta para describir el fabuloso viaje que narra esta miniserie.
Basada en el libro homónimo de María Dueñas, autora también de El tiempo entre costuras, La templanza está ambientada en el siglo XIX y protagonizada por dos personajes con vidas y destinos muy diferentes. Por un lado está Soledad, una joven que pertenece a una familia dedicada al negocio de la importación de vinos de Jerez que, para no poner en riesgo una de sus principales fuentes de ingresos, renuncia a sus sueños y se muda a Londres. Por otro Mauro, un hombre que pierde a su mujer tras el nacimiento de su segundo hijo y decide cambiar su Salamanca natal por la promesa de encontrar en México un lugar en el que prosperar y criar a sus pequeños.
Antes de que termine el primer episodio, la versión juvenil de Soledad y Mauro se convierten en Leonor Watling y Rafael Novoa, los rostros que protagonizarán el resto de la producción. Tengo que reconocer que después de sobreponerse a los primeros problemas se les coge cariño y da un poco de rabia que, como los hijos, crezcan tan rápido. Pero tras superar la impresión de ver a Watling embutida en un corsé, y más después de Nasdrovia, y asumir el apuesto porte del nuevo Mauro uno vuelve a embarcarse en su historia esperando que esos dos personajes a los que separa un océano lleguen a encontrarse porque así lo quiere el destino.
A diferencia de las típicas historias de amor, que confluyen en un punto temprano de la narración, y vive de explorar la relación, sus momentos empalagosos y las pequeñas crisis, La templanza no tiene ninguna prisa por llegar ahí. Pero no te entretiene contándote tonterías que no te importan y no van a ningún sitio, sino que aprovecha su tiempo para construir dos personajes atractivos que viven los avatares propios de la época, de su país y de su condición vital. Él con la presión de darle a sus hijos una vida digna, ella con la obligación de asumir un papel con el que nunca contó.
Rodada en cuatro países, con un diseño de producción a la altura de las grandes series y unas interpretaciones que se corresponden con el desafío, La templanza es una atractiva historia con fines románticos que no escatima en aventuras, traiciones y momentos de superación cargados de imaginación, en el caso de él, y personalidad, en el de ella. Dos historias que se relevan en la narración y tienen la suficiente fuerza para no decaer en ningún momento, incluso aunque desees con todas tus fuerzas que llegue el instante en el que sus destinos se unan.
Con México, Cuba, Londres y Jerez como escenarios, la única pega que se le puede poner es que ojalá hubiesen escogido una cabecera menos folletinesca (aunque gracias por la BSO) que probablemente desanimará a más de uno. Ah, y que es una lástima que la electricidad no se inventase antes, porque la recreación histórica es tan fiel que en algunos momentos cuesta distinguir qué está sucediendo en la pantalla. Pero no importa porque, con luz o a tientas, Mauro y Soledad se encontrarán para cambiar sus vidas y hacerlas mejores. O eso espero.
‘La templanza’ está disponible en Amazon Prime Video.