Las conexiones entre ciertas películas a veces son accidentales y nada previstas. A veces no son siquiera conexiones, son sólo ciertos elementos que te llevan a cierta parte e inesperadamente dialogan de una manera interesante, incluso aunque jueguen a cosas diferentes. Es el poder de la mente del espectador, la que verdaderamente da trascendencia y vida al arte más allá de lo presentado de manera fría y analítica por el artista.
En los últimos tiempos se está dando en la crítica cinematográfica el interesante aunque a veces peligroso juego de intentar llamar a algo la secuela no oficial de algo porque el autor ve ciertas similitudes que le dan para punto de partida del texto. Yo mismo lo voy a hacer, lo reconozco sin pudor. No es por hacer de menos ninguna de las obras, ni tampoco limitar sus posibilidades, pero a ratos me divierte pensar en ‘Acero azul‘, una de las mejores películas de Jamie Lee Curtis, como la imposible secuela de ‘La noche de Halloween‘.
Frío como el acero
La película, disponible en Filmin, no es una película de terror como lo es la película de John Carpenter. De hecho, es un thriller policiaco bastante directo y en ocasiones arquetípico. Y Curtis no da vida a Laurie Strode, pero sí se la da a lo que podría ser una versión que, tiempo después de enfrentarse al hombre del saco, busca en la policía una vía para superar la sensación de indefensión sólo para darse de nuevo cuenta de que el mal persiste y no deja de rodearla.
La policía novata interpretada por Curtis se encuentra patrullando un día y de repente se produce un atraco a un supermercado de la zona. Debe actuar para impedir una catástrofe en el establecimiento, pero termina disparando al ladrón en un momento de pura tensión. Allí uno de los clientes (Ron Silver) se queda impactado por el suceso y fascinado, tanto por el arma del criminal como por la policía, con la que se obsesiona. Mientras tanto, ella ha quedado desprestigiada y suspendida del servicio sin sospechar que lo peor está por llegar.
No es que Kathryn Bigelow y su guionista Eric Red busquen deliberadamente conexiones con ‘La noche de Halloween’, pero es complicado no verla en cierto modo como una continuación de la desasosegante sensación de eterna persecución y arrinconamiento. Los espacios estrechados por unos superiores que no dan el beneficio de la duda a la protagonista, el maníaco obseso que la persigue, el peligro siempre latente.
‘Acero azul’: thriller a quemarropa
No es una película de terror, pero nos acerca a la perspectiva de alguien que está experimentando una. Todo estilizado con sofisticación y también urgencia gracias a la maestría de Bigelow en el arte del thriller y la tensión. Logra dar credibilidad y contundencia incluso a los momentos más disparatados que tiene el personaje de Silver, un individuo emasculado en un acto peligroso en el que se quedó paralizado que busca compensarlo a través de pistolas que simulan su vigor viril perdido y arrinconar a la única figura de autoridad en la escena.
Tampoco hace falta darle muchas vueltas. ‘Acero azul’ es uno de esos thrillers impecables, que hacen bien las cosas de inicio a fin y es rabiosamente entretenida incluso a día de hoy, no hace falta darle excusas intelectuales para disfrutarla. Ahora, sus valores bien medidos, su manera de extrapolar sensaciones de pánico y desesperanza que ya estaban en otras obras de Curtis, son justo los que la mantienen como una obra viva que no existe en el vacío. Una obra aún relevante.
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